El prolongado silencio de Fidel Castro luego de escribir sus Reflexiones a un promedio de nueve mensuales durante el 2008 había alimentado las especulaciones sobre la posibilidad de que estuviera agonizando. Mucho ayuda al desencadenamiento de los rumores por su salud el hermetismo oficial sobre el tema, que lo han llevado al nivel de “Secreto de Estado” y también los diferentes intereses que muchos (dentro y fuera de la isla) tienen al participar de los mismos: algunos expresan genuina preocupación sobre su situación, otros porque ven en la desaparición física del Comandante la solución de los problemas de Cuba y hay quienes sienten que la única forma de saciar su odio hacia el líder de la Revolución es verlo seis pies bajo tierra.
Lo cierto es que no es la primera vez en los últimos dos años y medio que desaparece del ojo público y vuelve aparecer, como ahora, que publicó de nuevo sus Reflexiones. Y esta secuencia de desaparición-especulaciones-aparición se ha convertido en una especie de juego morboso que, según un buen amigo, es digno de una novela de Stephen King, agregándole elementos pintorescos al buen estilo de Gabriel García Márquez.
Pero por si fuera poco, esta última Reflexión publicada en el periódico Granma el 23 de enero contribuye a echarle más leña al fuego al controversial tema de la vida y muerte de Fidel. En una parte él señaló: “Yo estoy bien, pero insisto, ninguno de ellos (se refiere a los dirigentes del Partido y del Gobierno) debe sentirse comprometido por mis eventuales Reflexiones, mi gravedad o muerte”. Más adelante, agregó una nota bien enigmática: “Recibo información y medito sosegadamente sobre los acontecimientos. Espero no disfrutar de tal privilegio dentro de cuatro años, cuando el primer período presidencial de Obama haya concluido”.
¿Qué quiso decir Fidel con estas palabras?. ¿Acaso será un reconocimiento que su condición médica es irreversible y siente que su tiempo se está agotando?. Si este fuera el caso, sería un reconocimiento valiente de su parte habida cuenta que muchos seres humanos se resisten a aceptar lo inevitable y en el caso particular de él esa renuencia pudo haberse magnificado después de haber burlado la muerte en múltiples ocasiones, en algunas de ellas, con una buena dosis de suerte: no pereció en el asalto al cuartel Moncada, cuando salió de allí fue detenido por un oficial que fue condiscípulo suyo y que en una demostración suprema de valentía se negó cumplir la orden dada por Batista de no dejar con vida a ninguno de los asaltantes al cuartel; posterior al desembarco del Granma salió ileso de la emboscada de Alegría de Pío y del cerco montado por el ejército batistiano a las tropas rebeldes en la primavera de 1958 y además, sobrevivió a los múltiples intentos de asesinatos planificados por la CIA.
Pero más interesantes son estas otras palabras: “He reducido las Reflexiones tal como me había propuesto para el presente año, a fin de no interferir ni estorbar a los compañeros del Partido y el Estado en las decisiones constantes que deben tomar frente a dificultades objetivas derivadas de la crisis económica mundial”. ¿Será acaso una confirmación de otros rumores circulados de que desde su lecho de convaleciente ha interferido en la labor de su hermano al frente del país?.
Bueno, ya he agotado mi cuota de participación en este juego morboso de las especulaciones en torno a la salud de Fidel; a lo que hace y deja de hacer. Creo que es hora de dedicarme a cosas más provechosas.
Lo cierto es que no es la primera vez en los últimos dos años y medio que desaparece del ojo público y vuelve aparecer, como ahora, que publicó de nuevo sus Reflexiones. Y esta secuencia de desaparición-especulaciones-aparición se ha convertido en una especie de juego morboso que, según un buen amigo, es digno de una novela de Stephen King, agregándole elementos pintorescos al buen estilo de Gabriel García Márquez.
Pero por si fuera poco, esta última Reflexión publicada en el periódico Granma el 23 de enero contribuye a echarle más leña al fuego al controversial tema de la vida y muerte de Fidel. En una parte él señaló: “Yo estoy bien, pero insisto, ninguno de ellos (se refiere a los dirigentes del Partido y del Gobierno) debe sentirse comprometido por mis eventuales Reflexiones, mi gravedad o muerte”. Más adelante, agregó una nota bien enigmática: “Recibo información y medito sosegadamente sobre los acontecimientos. Espero no disfrutar de tal privilegio dentro de cuatro años, cuando el primer período presidencial de Obama haya concluido”.
¿Qué quiso decir Fidel con estas palabras?. ¿Acaso será un reconocimiento que su condición médica es irreversible y siente que su tiempo se está agotando?. Si este fuera el caso, sería un reconocimiento valiente de su parte habida cuenta que muchos seres humanos se resisten a aceptar lo inevitable y en el caso particular de él esa renuencia pudo haberse magnificado después de haber burlado la muerte en múltiples ocasiones, en algunas de ellas, con una buena dosis de suerte: no pereció en el asalto al cuartel Moncada, cuando salió de allí fue detenido por un oficial que fue condiscípulo suyo y que en una demostración suprema de valentía se negó cumplir la orden dada por Batista de no dejar con vida a ninguno de los asaltantes al cuartel; posterior al desembarco del Granma salió ileso de la emboscada de Alegría de Pío y del cerco montado por el ejército batistiano a las tropas rebeldes en la primavera de 1958 y además, sobrevivió a los múltiples intentos de asesinatos planificados por la CIA.
Pero más interesantes son estas otras palabras: “He reducido las Reflexiones tal como me había propuesto para el presente año, a fin de no interferir ni estorbar a los compañeros del Partido y el Estado en las decisiones constantes que deben tomar frente a dificultades objetivas derivadas de la crisis económica mundial”. ¿Será acaso una confirmación de otros rumores circulados de que desde su lecho de convaleciente ha interferido en la labor de su hermano al frente del país?.
Bueno, ya he agotado mi cuota de participación en este juego morboso de las especulaciones en torno a la salud de Fidel; a lo que hace y deja de hacer. Creo que es hora de dedicarme a cosas más provechosas.
1 comentario:
Cosas mas provechosas? Que tal el debate sobre el estimulo a la economia norteamericana?
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